Ser una persona muy sensible hace que las lágrimas siempre estén a punto de desbordarse, y esto es precisamente lo que le pasa a Demi.
La sensibilidad es la culpable de que Demi llore cada día:
“Soy muy emotiva. Lloro todo el tiempo. Una de mis amigas me dijo lo orgullosa que estaba de mí y de cómo había llegado tan lejos y esta fue la última vez que lloré”.
Además de ser tan sensible, Demi también ha confesado que todavía sigue siendo muy insegura algunas veces:
“Me pongo muy nerviosa y me vuelvo insegura cuando toco la guitarra o el piano en el escenario.Mi amigo me dijo: `no pienses en ello, solo toca´”.
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